miércoles, 10 de septiembre de 2014

De todo lo que no ha contado. De mi china vida (40)

2014
Hola a todos, soy Adelina. O como vosotros me conocéis: laputachinadeloscojones. ¡Atajo de sinvergüenzas!

El memo éste ha puesto una contraseña tan estúpida en su blog que he tardado dos minutos en adivinarla. Y encima gasta la misma contraseña para todo; para su Facebook, su Twitter, su Instagram. ¡Qué lerdo!

Pero vayamos al grano.

He leído vuestros comentarios, he visto vuestros "me gustas", y eso que en China tenemos capado el Facebook, así que ya os podéis imaginar lo difícil que ha sido mantenerme callada y no decir nada.

Tan difícil como aguantar al chorra éste. Yo lo hice durante casi 24 horas que tardó en soltarme el ladrillo este de su vida, pero vosotros habéis tenido tiempo de sobra para eliminarlo de vuestros perfiles o bloquearlo. Pero no, cada día le dabais alas para que se creyera que lo que contaba era interesante. Durante 39 días, con sus 39 historias.

¿En serio?

¿Era necesario todo esto? ¿Más de diez mil lecturas en total?

Al principio ví que los primeros capítulos pasaban desapercibidos y pensé: ya se cansará el notas éste, ya. Pero no. No se cansaba. Todos los puñeteros días foto de perfil, foto de biografía y post al blog. Se había empeñado en celebrar por todo lo alto sus 40 años y nada ni nadie lo iba a detener. ¡Pues vaya forma de celebrarlo! Dando por saco cada día con una historia.

Todo perfectamente planeado. Haciéndose el importante. Y encima con público. De verdad que no entiendo como puede uno celebrar que está vivo, que vive el presente dando por saco con su pasado.

¡Ah! Y todo lo que NO ha contado. Muchas lagunas le he visto yo. Todo el día con el rollo de "es que tengo que elegir". Pues has elegido lo que te ha salido del higo, porque a mi bien que me contaste otras cosas.

¿Os ha contado que le tiene pánico a los dentistas? ¿Que se tapa los ojos cada vez que ve un video de esos donde alguien se pega una hostia? ¿Os ha contado que lloró con el final de "Perdidos"? ¡¡DOS VECES!! Si es que es una nenaza. Y no es que sea folklórico, es que le gusta la fiesta más que a un tonto un lápiz. Y sí, es de izquierdas. Se ha cansado de decírnoslo todo el rato. Y de Compromís, sí. Pero ¿a que no ha contado que cuando Iniesta metió el gol en la final del Mundial de Fútbol lo celebró como si estuviera loco? Pues eso fue en 2010, no hace tanto. Y que yo sepa Iniesta jugaba con ESPAÑA. A mi me lo contó. Me contó tantas cosas que no ha contado. 

¡Ah! ¡¡¡¡Y no le gustan las sorpresas!!!! No. No le gustan. Ni las bromas. ¡¡Que lo sepáis!! No le gustan. En serio. ¡¡¡¡Odia las sorpresas!!!! Tócate las narices.

Y tiene una puta obsesión: siempre se pone primero el zapato izquierdo. Siempre. ¿Así cómo le va a ir bien en la vida? Siempre se levanta con el pie izquierdo.

Y hablando de obsesiones: el volumen de la radio o de la tele o de lo que sea lo lleva siempre en número par o acabado en cinco. ¿¿¿No pensáis que está como una chota??? ¿Me estás diciendo que no puede, por ejemplo, conducir tranquilo con el volumen de la radio en el número 11, por ejemplo? Bueno, en el 11 no podría porque está sordo. Lo lleva en el 22 normalmente. 

Y como conductor también tiene más obsesiones. Le molesta muchísimo la gente que aparca en plazas de minusválidos sin necesitarlo. Este año ha llamado exactamente 57 veces a la policía local para que se llevaran coches mal aparcados. Y si no pones el intermitente te menosprecia hasta el infinito. Y si no conduces por el carril derecho también.

Y en la tele tiene puestos siempre los subtítulos. Dice que es por los aviones que pasan por su casa, pero nada más lejos de la verdad. Es porque está sordo como una tapia. No suele ir al cine porque no se entera de nada y en cuanto alguien habla a su lado se pone de mala hostia, así que alquila un montón de películas. No las baja de internet porque está absolutamente en contra. Y suele alquilar películas americanas, porque las españolas no suelen ir subtituladas.

¿Y cuando hace teatro? ¡Madre mía! Los de Sevilla Dénia están curados de espanto, pero minutos antes de salir a escena le dan arcadas. Sí. Arcadas. El gran actor se pone de los nervios antes de salir a escena. ¡Olé tú, valent! Y todo el mundo a su alrededor se acojona del ruido que hace.

No quiero ni pensar lo que hará cuando cumpla 80. Aunque lo mismo le pasa lo que a Botín y se queda a las puertas, juas.

Y os digo dos cosas, ha ido lanzando mensajes subliminales todo el tiempo. Bueno y no tan subliminales. ¡¡Y mentiras!! Anda que no ha dicho mentiras ni ná. Sobre todo las que se refieren a mi.

Y yo callada y aguantando. ¿Sabéis lo insufrible que ha sido para mi?

¡¡Pues no cuenta el pedazo de burro éste que se acostó conmigo!! Le pedisteis sexo y el imbécil se inventa un polvo con una mujer. Anda que no hay que ser descerebrado. Y vosotros aplaudiéndolo.

Al principio todo era narrativo, muy bonito, sobre su infancia. ¡Qué majo! Y conforme le distéis cancha, y se hacía mayor, empezó a hacer monólogos dialogados cada vez más insoportables. Pero vosotros pidiéndole más. Sois muy cachondos.

Y no, no estoy enfadada con él. Estoy enfadada con vosotros por darle vidilla. Había un tipo que decía que no leía más que su blog. ¡Anda ya! La otra que todos los días le decía: "nos vemos mañana". ¡Hay que tener ánimos, guapa! El otro que si "me gusta, me gusta". ¿Pero cómo te va a gustar alelao? Y qué me decís de la que recibía todos los días un whatsapp con el enlace porque quería ser la primera. ¡¡Nena, cómprate una vida!! O los amigos de EGB, BUP y COU, o de su infancia que también le han escrito. ¡¡Os habíais librado de él!! ¿¿Sois masonas??

Todo eso por no contar los que le enviaban mensajes privados que he estado leyendo. Sólo había uno que os advertía cada día de que lo que leíais era medio mentira y os daba claves sobre mi existencia, pero no caíais. Y otro, que con cierto atino, dijo que era pornografía pura. Me quito el sombrero. Peo el resto...

¿En serio? ¿¿¿¿¿EN SERIO?????

¿Y AÚN LE PEDÍS MÁS?

Ahora debería de contar yo todo lo que me contó realmente el muy cazurro, pero paso. No tengo tiempo. Ha salido el iPhone 6 y tengo mucho trabajo.

Y además os digo una cosa, que los post más leídos hayan sido los de "De salir del armario", "Del sexo adolescente" o "De ser peineta", dice mucho de todos vosotros. ¡Pero mucho!

En fin. Me alegro tantísimo de que se haya acabado. Ya ha cumplido 40. Pues muy bien. Ahora que se esté quietecito y que vuelva a sus quehaceres que no son pocos.

¡Ah! Y encima os la ha colado pero bien. Porque os guste o no, esta putachinadeloscojones ha pasado a formar parte de vuestras vidas tanto como de la de él. ¡Enhorabuena!

¡Felices Cuarenta!

martes, 9 de septiembre de 2014

Del viaje de vuelta. De mi china vida (39)

2013
La china salió corriendo detrás de mi. Yo corrí también. 

- ¡Por favor! ¡Espera! - gritaba ella.

Yo hacía oídos sordos. Y seguí corriendo. Ella también. Hasta que me cansé, claro. Ella no. La edad no perdona, pensé.

- ¿Qué quieres? - le dije - ¿Ahora estás interesada en saber el final? Mira si me has puesto nervioso antes que se me olvidó contarte que en 2012 nos juntamos en una cena toda la tropa que acabamos COU en 1992. Una reunión de colegio después de 20 años. Y era una historia bien bonita porque, a pesar de los años, había mucho cariño en esa cena, que además se ha convertido en una especie de reunión anual.

- La verdad es que... - empezó a decir ella.

- Nada, nada - le corté yo - No te lo cuento. Te quedas sin saber el final.

- ¿Me dejas hablar? - me dijo.

- ¿Qué quieres?

- Te estaba llamando porque es casi la hora de la cena, tenemos que volver al hotel para que hagas las maletas. En nada os volvéis a casa y tu estás haciendo el bobo corriendo por China.

Yo me quedé en silencio.

- Además te estás metiendo en un barrio poco recomendable para andar de noche.

- ¿En el barrio chino? - le dije yo - ¡Ah, no, perdona! Que aquí todos los barrios son chinos.

- Te estás ganando otra galleta - me amenazó ella.

Hubo un silencio. Ella dio media vuelta. Yo la seguí. Íbamos camino del hotel. La aventura china llegaba a su fin. No preguntó nada en todo el camino. Yo tampoco quise hablar. Hice la maleta y la china me acompañó al aeropuerto. Ni una palabra. Un silencio incómodo. Después de todo lo que habíamos compartido en un día tan largo. Que pena que acabara así. Los dos allí sentados sin hablarnos. Nos mirábamos de vez en cuando de reojo el uno al otro, intentando no pillarnos. Finalmente me decidí a hablar.

- Oye - le dije.

- No hace falta que me lo cuentes. - me cortó - Sé como fue tu 2013. Ya me has contado lo de tu madre aquí. Por eso estaba callada. Soy una egoísta. No quería que esta historia acabara así de triste.

- Pues no lo hagamos. - le dije con sinceridad - Sin duda lo más importante y difícil de 2013 fue eso, pero siempre hay más historias. Yo tampoco quiero irme con esa sensación. Terminemos este viaje como se merece. Por todo lo alto. Recordemos lo bueno que tuvo 2013, que fue mucho.

- Soy toda oídos.

- Fueron mis primeras fallas como presidente - le dije.

- ¿De qué falla? - preguntó ella.

- De la de la figa ta tía, china de los cojones. - dije yo entre risas.

Los dos reímos un buen rato, olvidándonos de los malos momentos.

- Bueno y antes de las fallas - continué yo - ganamos el concurso de presentaciones después de 30 años intentándolo.

Y allí aún estuve una hora, contándole toda la presentación. La campaña que hicimos en internet para llenar el teatro, la gente que colaboró, cómo había ido todo, los bailarines, los actores. Le hablé de la catarsis colectiva vivida en la lectura de los premios. Le leí lo que escribí aquellos días como agradecimiento a "mis" falleros. Nos reímos una jartá con las anécdotas que le conté sobre aquel momento. 

El mundo parecía haberse parado. A pesar de lo vivido ese día fue un momento muy bonito. Los dos allí riéndonos.

- ¿Y ahora qué vas a hacer? - me preguntó.

- Pues ahora debería matarte - le dije.

- ¿Y eso? - me dijo entre risas.

- Bueno, te he contado toda mi vida. Sabes demasiado. ¿Se te ocurre alguna mejor manera de acabar?

- Hombre, siempre puedes subirte al avión, dormirte y cuando te despiertes pensar que todo ha sido un sueño de Resines.

- ¡Joder! ¿Hasta en China conocéis lo del sueño de Resines?

- Nunca jamás escuché un final mejor. ¿No te parece?

- Bueno, mejor que acabar matando a una china.

- ¡Mucho mejor! ¿Dónde va a parar?

Volvimos a reírnos.

- ¡Ay, china! ¿Qué voy a hacer contigo?

- ¿Otra vez? ¿Te subes al puto avión y me dejas en paz? ¡Qué manía te ha dado ahora de hacer algo conmigo!

- Era una forma de hablar, imbécil.

- ¡Yo qué sé! Ya sabes que no domino el idioma. Te veo con esa cara de psicópata y pienso que de verdad me vas a matar.

- Espero que no sea necesario. Además también formas parte de mi vida. - le dije con mucho cariño.

Nos dimos un abrazo muy fuerte. Me acompañó hasta la puerta de embarque y nos despedimos para siempre. Antes de subir al avión eché la vista atrás para darle el último adiós, pero ya no la encontré. 

El avión despegó y después de la cena que nos sirvieron me quedé dormido profundamente pensando en ella. Me desperté creyendo que todo había sido un sueño, pero sabía que no había sido así. Miré por la ventanilla del avión y en el reflejo me pareció ver su cara mirándome directamente a los ojos. Me giré pensando que estaba a mi lado, pero no era así. Había sido un día muy intenso. Le había contado casi toda mi vida a una desconocida. No sé qué imagen se habría llevado de mi. En todo caso la que yo quise contarle, claro. Pero bueno, al fin y al cabo, era mi historia y yo se la había explicado como había querido.

Aún tuve un rato mi mente perdida en todas las historias que le conté, repasándolas mentalmente. Me acordé de muchas de las que no había contado. De mucha gente de la que no había hablado. Algunas por respeto, otras por simple olvido. En mi cara se dibujó una sonrisa al pensar que dejaba parte de mi en China y que afrontaba mi camino hacia los cuarenta con un experiencia más vivida. Había de estar feliz, pues estaba vivo. ¿Qué más se puede pedir?

He de reconocer que, finalmente, me cayó una lagrimita recordándola. Después de todo había conseguido emocionarme. Y antes de quedarme dormido otra vez, con una sonrisa de oreja a oreja pensé:

- Puta china de los cojones.

lunes, 8 de septiembre de 2014

De ser presidente, actor y político. De mi china vida (38)

2012
- Sólo dos años de tortura me quedan - dijo la china después de un rato.

- ¡Te podrás quejar! - le dije yo - Si has estado entretenida todo el día.

- Sí, bueno, lo que tú digas. Date aire, cuéntame lo que te queda y vete ya para el hotel que en nada estás de vuelta a tu país.

- Pues no sé ni por donde empezar con 2012, la verdad.

- Bueno, acabaste 2011 haciendo el gilipollas, supongo que en 2012 seguirías por el mismo camino.

- ¡Eres tan graciosa! - le dije yo.

- ¡Sorpréndeme! - me dijo desafiante.

Después de pensar un rato me di cuenta de que tenía razón. ¡Puñetera china!

- Hice muchas cosas en 2012. No más que otros años, pero claro, las recuerdo más, claro.

- Llevas ya un buen rato con la misma cantinela. Elige algo, cuéntalo y no me des la brasa con que si no sabes que elegir, con que tienes más memoria, con que bla, bla, bla.

- ¡Joder! Si que tienes ganas de que acabe.

- ¡No lo sabes tú bien!

- Bueno pues voy a destacar una cosa. No, dos. Bueno, tres. Tres cosas.

- ¡¡Ufff!!

- Bueno, pues el 4 de abril de 2012 fui nombrado presidente de la falla de mis amores.

- ¿El Pilar? ¿Domingo Orozco?

- ¡¡No, china, no!! ¡¡Eres mala!! De Sevilla Dénia, cojones.

- ¡Yo que sé! Si has estado en más fallas que mudanzas has hecho en tu vida.

- ¡Anda que no eres exagerada ni ná! He colaborado con un montón de fallas, y tengo muy buena relación con muchas más, pero la mía es y será Sevilla Dénia.

- Sí, ahora lo dices... pero...

- ¡Pero nada! - le corte yo. - ¡¡Eres muy impertinente!! Me recuerdas a una amiga que tengo. ¡Qué rabia me das!

- Bueno, al grano. Presidente de la falla. Muy bien. Muy bonito. Habría que ver a los falleros, porque si tú eres el presidente, no quiero ni imaginar como es el resto. 

- ¡Te odio tanto!

- ¡¡¡¡Al granoooooo!!!!

- El 9 de julio empecé a trabajar en un programa de televisión.

- ¿Televisión Española? ¿TeleCinco? ¿Antena 3? ¿La Sexta? ¿Cuatro? ¿Canal 9?

- ¡¡¡Te quieres callar!!! Fue en Levante TV.

- ¡Madre mía! ¡¡Levante TV!! ¡¡Cuidado, que está aquí el nuevo Jorge Javier Vázquez!!

- Paso. De verdad que paso. Yo que te iba a contar que fueron 8 programas estupendos donde me lo pasé genial. Entre la presentadora y yo creamos un personaje fantástico: Fabio Vera. Fue un verano muy bonito y lo recuerdo con mucho cariño. Era un encanto de...

- ¿De tontorrontón?

- ¡¡¡¡Aahhhh!!!! ¡¡¡Me amargas la existencia, china!!!

- ¡¡¡Pero si no has hecho otro personaje en tu vida!!! Ya me lo contaste aquí. ¡¡Y además 8 programas!! ¡Cuidao! ¡Te forrarías!

- ¡¡¡Pero si ni siquiera cobraba!!!

- ¡Madre mía! Si es que no me sorprendes en absoluto. ¡Venga va! Remata la faena. ¿Qué fue lo siguiente que hiciste en 2012?

- No te lo digo que te ríes.

- ¡Va bobo! ¿En qué lío te metiste?

- Me afilié a...

- ¡A Compromís! ¡¡Si no lo dices revientas!! Y como ahora me sueltes un discurso político sobre la ilusión, el trabajo que hacéis, los fregaos en los que os metéis y que vais a gobernar en 2015, es que te reviento.

- Me afilié al BLOC.

- ¡Espera que vienen curvas! ¿¿¿Al BLOC??? 

- Y a Compromís, claro.

- ¿¿¿¿¿Al BLOC?????

- Al BLOC.

- Pero si esos son...

- Cuidado china con lo que dices, porque me están entrando unas ganas de meterte una galleta con esta mano de veinticuatro centímetros que tengo que vas a parecer un dibujo animado.

Hubo un silencio. La china pareció tomarse en serio la amenaza. Está claro que no sabía que soy incapaz de ponerle la mano encima a nadie. Al final se relajó un poco la situación y finalmente dijo:

- De verdad... Presidente, actor y político. Eso me recuerda a...

- Ronald Reagan, ya puedes hacer la broma.

- No, iba a decir Toni Cantó, pero...

- Se acabó. No te cuento nada más. 

Me di la vuelta y me fui. Podía aguantar lo inaguantable, pero que me comparara con Toni Cantó había superado mi paciencia. PutaChinaDeLosCojones.

- ¡¡¡Te vas a quedar sin saber el final!!! ¡¡¡¡Por lista!!!! - le grité mientras me alejaba.

domingo, 7 de septiembre de 2014

De la crisis de los 40 . De mi china vida (37)

2011
- ¡Qué ganas tengo de que acabes! - me dijo la china, que empezaba a arrepentirse de haberme preguntado en su momento cosas sobre mi vida.

- Tranquila, que ya queda muy poco. - le dije un pelín enfadado por tanta queja -. Ya vamos por los treinta y siete, poco te queda por aguantar.

Andamos un poco sin hablar. Uno al lado del otro. Yo empecé a llorar, pero no de tristeza, de rabia. ¡Qué fastidio con la china! Luego me puse a reír, al pensar los buenos momentos que me había dado. Luego lloraba un poco y reía; y lloraba y reía. Al final la china me preguntó:

- ¿Pero qué cojones te pasa?

- Nada - dije yo -. Me estaba acordando de 2011.

- ¿Y por eso lloras, te ríes, lloras y vuelves a reírte?

- Sí. Es que así fue 2011. Una puñetera montaña rusa.

Seguimos andado y respiramos un poco mientras me secaba las lágrimas que ya no sabía si eran de alegría, de tristeza o de rabia.

- Eso es la crisis de los cuarenta - me dijo la china.

- O la pitopausia, no te jode - le dije yo incrédulo.

- Te lo digo en serio - me dijo ella -. Todo el mundo tiene una crisis en esa época, aunque poco a poco se va desplazando hacia los cincuenta.

- ¿Y eso? - le pregunté yo.

Ella me miró sorprendida.

- ¿Pero es que en Occidente no os enseñan nada de la vida?

- Poca cosa - tuve que reconocer.

- La crisis es por considerar que llegas a la mitad de tu vida, al punto sin retorno. Empiezas una segunda vida que te llevará hasta el final. Conforme se mejora la calidad de vida y se alarga la esperanza de la misma, la crisis va desplazándose hacia los cincuenta. Es lo que tienen las crisis psicológicas.

- ¿Y yo la tuve a los treinta y siete?

- Es posible.

 - ¿Quieres decir que sólo voy a vivir hasta los setenta y cuatro?

- Ahora el que no has entendido nada eres tú.

Nos quedamos callados. Yo pensando en crisis, en años, en viajes sin retorno.

- ¿Qué pasó en 2011? - me preguntó ella al final.

- No lo sé - le dije yo con absoluta tranquilidad - Es que fue muy raro el año. Si durante cada año he tenido momentos buenos, menos buenos, malos o menos malos... en 2011 tengo la sensación de que sólo hubo buenos o malos. Seguramente no será cierto, pero mi memoria me trae a la cabeza momentos maravillosos de 2011 y momentos nefastos, aunque reconozco que la balanza se inclina por estos últimos.

- Las crisis no son malas. La palabra crisis solo significa cambio, y los cambios muchas veces se producen de manera inestable. 

- Pues entonces supongo que fue eso - le dije yo convencido -. Que hubo muchos cambios y muy bruscos.

- Entonces puede que no fuera una crisis, si no una revolución.

- ¡Exacto! - dije yo - Esa es la palabra. ¡Una revolución! Esa es la sensación que tengo. Pero no sólo en mi cabeza, también en mi cuerpo. ¡Sí! Revolución.

Mire a la china con mucho cariño. Ví que me estaba entendiendo a la perfección. ¡Cómo habíamos conectado! En cuatro palabras le había explicado 2011 y lo que supuso ese año. Fue un año en el que dudé mucho. Dudé de las cosas que había hecho bien a lo largo de mi vida, de las que había hecho mal. Dudé de si era válido o no. De si era bueno o malo. De si el universo estaba cobrándose conmigo alguna cuenta pendiente. Todo lo que no fue bien, fue rematadamente mal. No hubo término medio y así sentí yo el 2011.

- ¡Joder, china! - le dije y eufórico - ¡Cómo me has ayudado! Sin contarte nada te lo he contado todo. ¿Así que en 2011 tuve la crisis de los cuarenta? ¿Así que todos esas idas y venidas, todas esas alegrías y tristezas, esas dudas, todas se deben a la revolución de los cuarenta? Soy un avanzado a mi época. ¡Un revolucionario!

- No - me dijo ella muy seria - Lo que eres es un gilipollas.

- Pero tú has dicho... - le intenté decir yo con un tono de voz que rozaba lo zen buscando a mi maestra.

- Yo no he dicho nada. Todo te lo has dicho tú. Todo lo que te pasó en 2011 te pasó por una razón...

- Pero...

- Ni pero ni nada - me dijo ella.

Y de repente me cogió el cuello de la camisa con la mano izquierda, estiró de la misma hacia abajo y puso mi cabeza a la altura de la suya. Cogió la mano derecha y empezó a darme como si fuera un dibujo animado. Me puso la cara como un mapa. Cuando acabó me dijo:

- Esto es para que te acuerdes de lo que te he dicho y nunca más te vuelva a ocurrir. Todo te pasó por una razón. Piénsalo.

- Pero si no te he contado nada de lo que pasó ese año - protesté yo.

- Ni falta que hace - me dijo muy seria. - Y seguramente aún te pasó poco. ¡Piénsalo, pequeño saltamontes!

Me soltó y se puso andar muy seria y con las manos a las espaldas. El sol ya estaba cayendo y yo vi su figura a contraluz, lo que le daba una aureola muy especial. ¡Qué razón tenía! ¡Cuanta sabiduría en un cuerpo tan pequeñito! ¿Cómo podíamos estar tan conectados? Aún no salía de mi asombro cuando comprendí la lección que me había dado, la más importante de todas, la que me deberá acompañar toda mi vida. Me había dicho algo que no me había dicho. Era un lío, pero por fin lo vi todo claro. Empecé a atar cabos, conceptos, a repasar todo el año en mi cabeza; las cosas buenas, las cosas malas. Estaba claro que muchas venían de otros años, que acumulaba mucho poso, mucha historia. Pero lo fundamental siempre era lo mismo: 

Todo lo que me pasó en 2011 me pasó por una razón... por gilipollas, por ejemplo.

sábado, 6 de septiembre de 2014

De ser peineta. De mi china vida (36)

2010
- Después de lo de Michael Jackson no sé si quiero que me cuentes más cosas de tu vida. Tienes el cerebro muy mal. - me dijo la china aún enfadada.

- Va, te voy a contar algo gracioso. - le dije yo para salir del tema -. En 2010 gané, por primera vez, el premio al Mejor Director de Presentaciones.

- ¿Con Sevilla Dénia?

- No, con El Pilar.

- ¡Cállate, mercenario! No me hables más de premios.

- Ufff, entonces no te cuento los de la gala de la cultura.

- ¿Ganaste más premios?

- Bueno, los siete actores que salíamos en la obra de teatro de la falla ganamos un saragüell.

- ¿Los siete?

- Sí. Ex-aequos.

- ¡A mi háblame en cristiano!

- Bueno, "ex-aequos" es latín, así que técnicamente...

- ¡Qué te calles!

Anduvimos un rato en silencio. La china aún estaba enfadada por lo de Michael Jackson. No lo entiendo, si era súper-gracioso.

- ¿Cuántos años te quedan?

- Para ser china llevas muy mal las matemáticas.

- Vaya topicazo. ¿Otra vez el mono con platillos?

- Sí, hija. Una vez se instala en el cerebro ya no para - reconocí yo.

La china entendió que era mejor que siguiera con mi historia si no quería que cayéramos en un bucle del que iba a ser difícil salir.

- Va, cuéntame más cosas de 2010 - me dijo.

- 2010 fue un buen año, la verdad. El trabajo no iba mal. Y además ese año la Corte de la Fallera Mayor fue, con respeto a todas las demás, de las mejores.

- ¡¡Eres todo un peineta!! - dijo casi gritando -. ¡¡Un puñetero peineta!!

- Bueno, ten en cuenta que en esa época una parte importante de mi trabajo era para Junta Central Fallera. - dije yo justificándome - Las veía muchas veces y siempre es agradable cuando las personas que están ahí también lo son. De hecho sigo teniendo contacto con la mayoría de ellas. Me alegro mucho cuando me las cruzo en algunos actos.

- ¡Pero si ni siquiera te acordarás de sus nombres! Las cambiáis año tras año y luego al cajón del olvido.

- Bea Hernani, Patri, Beatriz Lluch, Pepa, Marta, Tamara, Isabel, Sandra, Carmen, María, Carla y Virginia. Y Piti de Fallera Mayor, claro.

A la china la boca le llegaba al suelo.

- Eso lo has buscado en la wikipedia - dijo al final.

- Te juro que no. Reconozco también que es la única corte completa que recuerdo. Ya te he dicho que fue un año muy intenso: exaltaciones, crida, feria de julio, el mejor acto de Elección de Cortes de Honor que se ha hecho en muchos años, la despedida en el Alameda Palace, Expo Jove.

- ¡Madre mía! Estabas en todo.

- Sí, así es. Además llevaba la infraestructura técnica de todas las fiestas del Ayuntamiento de Valencia.

- Sigo sin entender lo de las vacas flacas, pero si no parabas.

- No lo comprendes. Ya te dije que era una sensación muy personal.

- Tienes razón, no lo comprendo. Así que muy de izquierdas, muy de izquierdas, pero te ponen una corte delante y les haces la genuflexión.

- Tampoco te pases, pero reconozco que soy fallero hasta la médula, a esta corte no me importaba hacérsela. A la del Borbón ni de coña.

- Eres todo un folklórico.

- No eres la primera que me lo dices, pero ¿qué le voy a hacer? Hay muchas cosas de la fiesta que no me gustan. Muchas. Pero la corte en sí, no es una de ellas. Su función, su tratamiento, su elección puede que sí, pero su existencia no me preocupa en absoluto. Forman parte de las fallas, para mi no son lo más importante, desde luego, pero no me molestan en absoluto. Es más preocupante lo que llevan alrededor.

- Sí, sí, muy peineta, muy peineta, mucha corte y mucha fallera mayor, pero luego bien que entiendes la kaleborroka esa de la intifalla.

- ¡Ya estamos! ¡¡La intifalla es contra la coHorte!!

- ¡¡Pues muchos no vemos la diferencia!!

- ¡¡Pues una "h" es muy importante!! 

La china hizo un pausa. Me miró a los ojos. La miré. Me volvió a mirar. La volví a mirar.

- Un momento - dijo sospechando - En 2015 hay elecciones, ¿no?

- Sí, ¿se ha notado mucho?

- No, te ha quedado muy fino todo.

- Gracias.

- De nada. ¿Sabes que algún día alguien tirará de hemeroteca?

- Soy consciente de ello.

viernes, 5 de septiembre de 2014

De comprar un piso y la muerte de Michael Jackson. De mi china vida (35)

2009
- ¿Entonces todas las historias que vas a contar a partir de ahora van a ser deprimentes? - me preguntó la china.

- ¿Y eso? - le dije yo intrigado.

- ¡Hombre! - exclamó ella -. Si son años de vacas flacas, como me has dicho antes, tú me dirás.

- Mujer, no todo ha sido malo en estos años, ya te lo he explicado. Ha habido muchas cosas buenas - le dije.

- ¡Cuéntame!

- ¿¿¿Cómo te ha ido???

- ¿Qué?

- Nada, que en 2009 nos compramos un piso.

- ¡Ah! Pues la cosa no iba tan mal. Tanto quejarte de vacas flacas. ¡Buen ojo! En plena crisis. ¿Y qué más?

- Ya está.

- ¿Cómo que ya está?

- Que ya está. - le dije yo serio.

- ¿No hay nada más en todo el 2009?

- ¿Te parece poco importante la compra de un piso?

- No, claro, es muy importante, pero no sé... No hace falta que me cuentes sólo "lo importante". Alguna anécdota divertida recordarás de 2009.

- Sí, claro. Mi marido salió un viernes del trabajo y cuando volvió al lunes siguiente la empresa ya no existía.

- ¡¡¡Guala!!!

- Sí. ¡Yupi! - dije yo con bastante desanimo. - ¿A que es divertida la anécdota? Nosotros nos reímos todos los días a recordarla.

- ¿Y aún así os comprasteis el piso?

- Lo habíamos hecho dos meses antes.

- ¡Jo! ¡Qué buena suerte!

- En fin. Mi vida durante los próximos cuarenta años se va a resumir en pagar el puñetero piso.

- ¡¡¡Cuarenta años!!!

- Sí, señora. Cuarenta años. ¿Qué te parece?

- No está mal.

- Nada mal. Así que cualquier historia que cuente, que me pase, que me suceda, que viva, que sufra, que sude, que recuerde, que celebre, desde 2009 hasta 2049 va a ir encadenada al pago de un piso.

- No puedes estar hablando en serio - me dijo ella -. ¿Qué tendrá que ver una cosa con otra?

- Pues estoy hablando muy en serio. Pregúntale si no a cualquier persona que haya comprado un piso. Verás como su vida a principio de mes, a mediado de mes y a final de mes se reduce a si paga, si podrá pagar o si pagará la hipoteca.

- Pero no pensarás en ello los trescientos sesenta y cinco días del año - me dijo sorprendida.

- Ponle que pienso en ello trescientos sesenta.

- ¿Qué haces los otros cinco?

- Dormir la mona.

- ¿De verdad que no hay nada divertido de 2009?

- No sé... Déjame pensar... 

Y estuve pensando un buen rato. De verdad que lo hice un buen rato. Mi cerebro registró todo ese año e intenté buscar alguna anécdota graciosa. Algo.

- Se murió Michael Jackson - dije finalmente.

- ¡¡¡¡Joder, tío!!!! ¡¡Eso no es nada divertido!!

- Ya - dije yo reflexionado un poco -. La verdad es que en mi cabeza sonaba mejor. Me ha hecho gracia.

- No te entiendo, de verdad.

- No sé. No te pasa a veces que lo que piensas suena más divertido en tu cabeza que cuando lo sueltas por la boca.

- No.

- Porque cuentas pocas cosas. A mi me pasa mucho. Me hago un esquema en la cabeza, me estoy riendo yo mismo y cuando lo cuento noto que no tiene tanta gracia. A veces no sé qué asociaciones hace mi cerebro ni por qué las hace, pero es así. Mi humor es así de surrealista.

- ¿Y qué tiene que ver eso con Michael Jackson?

- Pues no sé. Me ha parecido divertido.

- ¿La muerte de Michael Jackson te ha parecido divertida?

- No la muerte en sí, sino decirlo. Un golpe de efecto. Un ¡chas! Yo qué sé. Estaba buscando algo gracioso y he pensado: lo digo, digo la muerte de Michael Jackson. En mi cabeza oía risas enlatadas cuando lo decía. De hecho una vocecita me decía: "no hay cojones a decirlo" Y entonces me ha hecho más gracias decirlo. Me pasa muchas veces.  

- ¡No tiene ninguna gracia! -me gritó la china.

- ¡Joder! Lo sé. Lo siento. Y cuanto más lo explico menos gracia tiene, ¿sabes? Y ahora he entrado en un bucle, porque me gustaría explicarte dónde está la gracia, pero como no la tiene, y soy consciente, pues es difícil de explicar. Pero en mi cerebro al pensarlo había hasta un castillo de fuegos artificiales. Te lo juro. Me ha venido y he pensado: "Joder, cojonudo, di: se murió Michael Jackson; verás la china que carcajada pega". Pero no, claro, porque no tiene gracia, aunque tengo un amigo en Copenhague que se partiría de risa si se lo cuento. Tenemos un humor muy parecido. No sé. No me ralles, china. Era divertido en mi cabeza, nada más. No le des más vueltas.

- ¿Que no le dé más vueltas? ¿Esto piensas publicarlo?

- Sí, claro.

- ¿Y pondrás en el título lo de la muerte de Michael?

- Sí, y seguro que alguien se ríe.

- ¡Los fans de Michael Jackson se te van a echar encima!

- ¡Qué poco humor!

- Uno no puede ir riéndose de todo por la vida.

- ¿Cómo que no? Al contrario. La risa nos hace libres. Lo que más le molesta a nuestro enemigo es nuestra risa, nuestra capacidad de reírnos y sobre todo de nosotros mismos, nuestra felicidad.

- ¿Pero quién cojones se va a reír de la muerte de Michael Jackson pedazo de cafre?

- Nadie. De eso nadie. De decirlo. ¿Lo entiendes?

- No.

- A ver si te lo explico. No tiene gracia, pobrecito Michael, aunque podríamos hablar largo y tendido sobre su vida y esas cosas con los niños, pero no nos desviemos del tema. La cuestión es decirlo. Soltarlo. Hacer un puñetero chiste con la muerte de Michael Jackson. No sé ni cómo explicártelo. En mi cabeza a veces suena un mono con platillos y oigo risas enlatadas. Lo juro. Es cierto.

- ¡Madre mía! ¡Tú estás muy mal! ¿Ves como tenía razón? A partir de ahora todas tus historias van a ser deprimentes.

- No, cariño, deprimente fue la muerte de Michael Jackson, lo mío es pura comedia.

Sonido de platillos: ¡¡Ta ta tan chis!!
Risas enlatadas.
Fundido a negro.

Pd: Saludos a todos los fanses de Michael Jackson. ;)
Pd2: 🎶"Told me what you're doing wrong / Word out shockin' all alone"🎶
Pd3: Ya paro. No digo ná más.
Pd4: #Respect #PrayForMichael
Pd5: ¡Por el culo te la hinco!
Pd6: Y así estaría todo el día.
Pd7: ¡Hasta el infinito y más allá!
Pd8: #PrayForMe #SpeakerForever
Pd9: Humor Inglés
Pd10: ¡¡¡Si me entendeis, irse!!!
Pd11:Ya.
Pd12: Chis pón.

jueves, 4 de septiembre de 2014

De las vacas gordas y las vacas flacas. De mi china vida (34)

2008
- ¿Te has dado cuenta de que tus historias han ido cambiando conforme avanzaba el día? - me preguntó la china

- Supongo que conforme van pasando los años voy recordando muchas más cosas y las historias se vuelven más personales - le contesté.

- Es posible - me dijo ella.

- ¿Ya no te gustan? - le pregunté.

- Sí, si a mi me gusta todo. Era sólo una observación. - me dijo entre risas. - ¿Qué tal el 2008?

- Bueno, yo siempre he creído en las épocas de las vacas gordas y las vacas flacas, ¿sabes?

- Siete años de prosperidad seguidos de siete años de sequía, ¿no?

- Correcto.

- En china existe también un proverbio para eso, pero tampoco lo recuerdo. ¿Y qué tiene eso que ver con el 2008?

- Creo que ese año fue la cúspide de las vacas gordas. 

- Bueno, es un ciclo económico mundial.

- No, no me refiero al ciclo mundial. Y no es un ciclo, es una estafa. Me refiero al personal.

- ¿Todo te ha ido mal desde entonces?

- No, mal no, pero ha sido muy diferente. A veces cuesta abajo, con puntos en lo más alto, pero nada que ver con los 7 años anteriores. Un ciclo que acabará en 2015.

- Muchas esperanza le pones tú al 2015.

- Toda la del mundo, te lo aseguro. Si las vacas flacas se alargan habrá que hacer algo drástico.

- ¿Y cuál fue el punto álgido de 2008?

- Me casé.

La china soltó una carcajada.

- Entonces ¿Desde que te casaste todo ha ido mal? ¿Te casaste y la cagaste? - dijo la china riéndose bien fuerte.

- ¿Y que a todo le quieres dar la vuelta? - le dije yo -. Es que nunca entiendes nada. No, china, no tiene nada que ver. Sólo digo que el 2008 fue el punto de inflexión. No tiene nada que ver con la boda. Mi boda fue una boda gitana. Empezó a las 11 de la mañana y no acabó hasta las 3 de la madrugada. Fue y será la mejor boda que ha existido jamás. Doscientos invitados. Allí no sobraba nadie, nadie estaba invitado por cortesía. ¿Sabes esas bodas que tienes que invitar al primo segundo lejano de tu padre? Pues aquí no. Aquí todos eran amigos nuestros y familiares directos.

- Eso es bien.

- De la boda hay mil anécdotas que contar y siempre que nos juntamos con amigos que estuvieron la recuerdan muy especialmente. Y el alcohol tuvo algo que ver. - dije yo riéndome.

- ¿Y eso?

- Para empezar sirvieron un sorbete de frutas en el aperitivo y tanto niños como mayores lo bebían alegremente por el calor que hacía en pleno mes de agosto. 

- ¿Y? - preguntó ella sin entender.

- Nada, que el sorbete llevaba alcohol, pero parecía que nadie se daba cuenta. Así que en el banquete ya había muchas risas. En la comida habíamos cambiado el vino que suelen poner en las mesas por Lambrusco. Y ya te puedes imaginar lo alegremente que entra el Lambrusco. Así que al finalizar el banquete ya íbamos todos un poco piripi. Con que te diga que la barra libre se acabó.

- Atajo de borrachos.

- Bueno, es que la media de edad era bastante baja y ya se sabe. Luego continuamos en otro local donde mis amigos nos volvieron a casar, la barra libre seguía y la merienda-cena-resopón no se acababa.

- ¿Y acabasteis a las tres de la mañana?

- Yo hubiera seguido aún más, pero nuestros amigos nos habían regalado una noche de hotel y no era cuestión de desaprovecharla.

- ¡Cuanto vicio!

- No lo sabes tú bien. Salimos del hotel y al día siguiente nos íbamos de viaje de novios. Las mejores vacaciones que he tenido jamás. Eso sí que son vacaciones. Totalmente aislados del mundo exterior. Los dos solos y disfrutando a tope de las 24 horas de cada día. Nunca he vuelto a disfrutar tanto de unas vacaciones. 

- Y entonces, ¿por qué piensas que acababa un ciclo?

- Es una sensación, pero no tiene nada que ver con el matrimonio, te lo aseguro. Nunca encontraré a nadie con el que pueda tener la complicidad que tengo con mi marido. Nunca.

- ¿Y entonces?

- Las sensaciones no son racionales. Son y punto.

- Bueno, al menos tienes la esperanza de que todo va a cambiar y que las vacas gordas están a la vuelta de la esquina.

- Sí, pero para eso hay que llevar primero al matadero a las flacas.

- ¿Tienes un buen cuchillo?

- Nunca me tembló la mano.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

De la lluvia (y II) . De mi china vida (33)

2007
- Cuéntame algo que realmente pasara en 2007.

- ¿No te has creído lo que te he contado?

- Lo de que ganaste los cuatro premios sí, lo demás me suena a pura fantasía.

Yo la miré extrañado, no entendía que parte de mi historia le parecía ficticia. Podéis juzgarla vosotros mismos aquí.

- La verdad es que en 2007 pasaron muchísimas cosas, así que si quieres puedo contarte más sobre ese año.

- Me parece bien. Un capítulo doble, como en las grandes series.

- En 2007 la lluvia volvió a marcar algunos de los grandes momentos de ese año.

- La lluvia - dijo la china -, siempre la lluvia.

- Pues sí. Es verdad. Ese año me encargaron la Elección de las Cortes de Honor de las Falleras Mayores de Valencia 2008.

- Suena a boato.

- Lo es - dije yo -. No sabes hasta que punto. El caso es que estuve dos meses trabajando en el evento. Creando equipo y preparando hasta el último detalle. Todo iba sobre ruedas. La premisa había sido: lo más imporante del evento deben ser las candidatas. Y así se planificó todo. A veces pienso que es una pena que parte de aquello se haya perdido. Pusimos a su disposición un equipo de maquilladoras, indumentaristas y peluqueras para que en ningún momento les faltara de nada. Se les sirvió un catering y se intentó tratarlas como reinas. La idea era que aunque no salieran cuando fueran a sus casas no pudieran quejarse del trato recibido que siempre fue exquisito por nuestra parte.

- Es una buena filosofía para el evento - me dijo la china.

- Sí, y así lo creíamos todos los que estábamos allí. El día anterior se hizo un ensayo general con todo. A falta de perfilar cuatro detalles todo iba bien. Llegó el día del evento y empezaron a llegar noticias de una posible lluvia. Un experto en la materia, o al menos así se definió él mismo, nos dijo que no iba a llover, que como mucho al mediodía caerían cuatro gotas, pero que no teniamos por qué padecer.

- ¿Y qué pasó?

- ¿Que qué pasó? Que cayó la del pulpo. Yo no he visto llover tanto en mucho tiempo. Aquello era un no parar. Duró varias horas. Al día siguiente siguió lloviendo, de hecho. Diez minutos antes de empezar nos llamaron del Servicio de Metereología de Canal 9 y nos dijeron que iba a empezar a llover y no iba a parar en mucho rato. Y así fue. Cuando quedaba poco tiempo para que empezara el evento se tuvo que suspender. Las protestas lógicas entre el público no se hicieron esperar. Diez minutos después el tiempo, nunca mejor dicho, nos daba la razón. Aquello era el diluvio universal.

- ¡Qué buena suerte!

- Ya te digo. El evento era en la Plaza de Toros de Valencia. La arena totalmente empapada. Los equipos totalmente empapados y sucios por la arena. En el interior de la plaza habíamos habilitado un espacio para las candidatas totalmente enmoquetado para la ocasión y, evidentemente, tapaban los desagües. Allí podíamos ir en barca. Buscábamos desesperados entre el agua, palpando la moqueta, el lugar donde estaban los desagües para abrir con un cutex una vía de evacuación. Un auténtico desastre.

- ¿Y se suspendió el acto? - preguntó la china.

- Claro que se suspendió. El acto, que era un viernes, se trasladó al domingo.

- ¿Por qué no se hizo el sábado? - me dijo la china ingenua.

- Me alegra que me hagas esa pregunta - le dije yo -. Mucho se ha especulado en el mundo fallero por ese motivo. El evento se trasladó a la Fonteta y muchos se preguntaban por qué no se hacía al día siguiente. Se habló de que como se casaba una antigua Fallera Mayor de Valencia, los responsables del evento lo retrasaron para poder ir a esa boda. Nada más lejos de la realidad. Se hizo dos días después por una cuestión de logística y de tiempo. Por un lado era imposible recuperar el material utilizado en la plaza que estaba totalmente empapado en 24 horas. Por otro lado había que preparar toda la Fonteta para el evento. Sólo con enmoquetarlo ya se perdía gran parte del día. Al mismo tiempo había que recoger todo lo que había en la Plaza de Toros porque ese domingo había un acto allí mismo, y todo lo teniamos que hacer los mismos. 

- Se podría haber llamado a otras empresas. - dijo la china no sin razón.

- Claro, y el presupuesto se hubiera duplicado. La mayoría de las empresas que trabajaron en ese evento no cobraron más que los fungibles y el sueldo del personal para no tener que engrosar las facturas. Sólo alguna se benefició de la lluvia, pero bueno, el tiempo pone a todo el mundo en su sitio, tarde o temprano.

- Así que todo el mundo arrimó el hombro.

- Bueno, no todo el mundo. Te recuerdo que muchos estaban de boda mientras otros pasábamos allí las horas. Yo, de hecho, me quedé dormido en el pabellón solo mientras esperaba a que vinieran a hacerme el relevo. Me fui a casa, me duché, dormí tres horas y volví al pabellón. Recuerdo la frase de un vicepresidente en la reunión de crisis que tuvimos ese sábado por la mañana. Me cogió y me dijo: haz lo que te dé la gana, porque vas a comértelo tú solo. No le faltaba razón. Sólo una de las personas que estuvo en ese gabinete de crisis se acercó a preocuparse por el evento, a cenar con el equipo que estábamos allí trabajando y a darnos ánimos.

- Todo un héroe - dijo la china con recochineo.

- No, no lo creas. No se trataba de ser un héroe. Se trataba de hacer algo en lo que creías. De hacer el trabajo que te gustaba.

- Al menos te lo compensarían.

- Ay, china. Que inocente eres. Este mundo es una rueda. Y en unos meses nadie recuerda lo que hiciste. Todo vuelve a empezar. Cada evento hay que volver a pelearlo y de nada te sirven tus servicios prestados. Cuando se quema la falla a veces no quemamos sólo lo malo, a veces quemamos también los recuerdos de lo bueno.

- Parece que te arrepientas.

- Para nada. Ni tampoco espero que nadie me lo agradezca. Quién lo tenía que hacer ya lo hizo en su momento, y sólo le hizo falta un abrazo.

De los premios. De mi china vida (33)

2007
- "Tenías que haberlo visto, china - empecé a contarle yo que ya tenía ganas de que llegara 2007 -. No uno, ni dos, ni tres, sino cuatro... cuatro premios, cuatro premios saragüells. Y además uno detrás de otro. Sin parar. Gané todos los premios individuales a los que optaba. Mejor actor en obra larga y mejor director en las tres categorías del concurso. Soy la única persona en el mundo que los tiene. Hay quien tiene de una categoría, hay quien tiene de dos, pero sólo yo tengo de las tres, y además del mismo año. El Olympia se caía cada vez que abrían un sobre y decían mi nombre: "Carles Galiana".

Recuerdo que ese año los tres nominados al premio debíamos estar en el escenario antes de la lectura del veredicto. Así que salí con dos de mis compañeros, como cerdo al matadero, a escuchar el fallo del jurado.

Si no me falla la memoria en el primer premio aplaudieron tímidamente. Un aplauso normal, por decirlo de alguna manera. Entré dentro del escenario y volví a salir como nominado para el siguiente premio. El público, poco informado porque la mayoría eran jetas que no se han subido nunca a un escenario, soltó una risita como incómoda. ¿Qué hacía aquel atractivo doncel otra vez en escena?

Salieron las musas a leer el ganador y ¡Oh, cielos!, otra vez era yo. La gente aplaudió esta vez con más efusividad. Yo agradecido recogía el premio. No había micro para dedicarlo, así que saludé levemente con la cabeza y salí de allí con mi saragüell entre las manos, para volver a entrar como nominado del siguiente premio.

Al verme salir por tercera vez ya hubo una señora que se desmayó, no sin antes gritar: ¡guapo! Yo estaba absolutamente enrojecido. Me sabía fatal por mis compañeros de nominación, pero el público enaltecido estaba conmigo. Aplaudían ya con un poco más de interés. ¿Cómo era posible que aquel bello treintañero estuviera haciendo historia en el mundo de las fallas? ¿Qué pasaría en el siguiente premio? ¿Se lo darían a él? El público cuchilleaba en voz baja y, a pesar de mi sordera, yo era capaz de escuchar todas las conversaciones que tenían lugar en ese momento. 

La que más me llamó la atención fue la de un viejo de pelo blanco que había sentado en las últimas filas que le dijo a su joven acompañante: "¿pero este no era de izquierdas?" Su joven acompañante se retiró el flequillo rubio de la cabeza y con un deje un tanto "o sea" le dijo: "es que al presidente y al vicepresidente de junta que hay ahora no le importan esas cosas". "Pues habrá que cambiarlos", le dijo al oido el viejo mientras le rozaba el lóbulo de la oreja derecha con los labios. "Y recuérdame que mañana vaya a misa" finalizó.

Entraron de nuevo las musas con el sobre y yo escuché de nuevo mi nombre. El éxtasis se apoderó del público. Tres de tres. ¿Podía haber algo más grande? El público aplaudía. Entre cajas todo el mundo aplaudía. Hasta la taquillera,a la que le llegaban ecos de los premios, aplaudía. Yo vi, y esto lo juro por mi vida, gente con las manos ensangrentadas aplaudiendo a rabiar. La locura del teatro, del arte de Talía. Todo encerrado en una misma noche.

¿Con que hacíamos teatro por to play, por jugar?, pensé yo. Esta erección no la he tenido sólo jugando. Aquí hay algo más. Aquí está el éxtasis de la victoria. Creo que en ese momento ya empujé a uno de los otros nominados cuando recogí el premio. Seguramente no me caía bien. No me importó. Estaba ciego de premios. Al día siguiente faltaría espacio para los titulares en los periódicos.

Y llegó el último de la noche. El premio gordo. Al verme volver a entrar el público entró en catarsis colectiva. Llovían en el escenario calzoncillos, bragas, sujetadores y todo tipo de prendas íntimas. La gente ya estaba tocándose. Las señoras se imaginaban a sus maridos con mi cara. Los maridos a sus esposas también con mi cara. Era todo muy irreal, pero muy palpable, nunca mejor dicho. Salí al centro del escenario y en ese momento llegó una de las mujeres más bellas que jamás he visto sobre un escenario. Una diosa, una diva, una grande entre las grandes: La Guerrero.

Me miró, la miré. Y de repente el mundo se paró. Hubo un silencio total. El público volvió a sentarse en sus butacas, aguantando la tensión, todos estaban medio desnudos. Ella cogió el sobre, lo abrió y aún pudo dirigirme una última mirada que sólo ella y yo entendimos. El universo para nosotros. 

Y dijo mi nombre: "Carlos Galiana". El público gritó al unísono, yo estaba en una nube, la diosa Guerrero se acercó con el premio y yo lloraba de alegría, de tensión, de nervios. Mientras el público ya no sabía que hacer, empezaron a arrancar las butacas del teatro Olympia, pero no había violencia, ni hubo daños colaterales, todo era fruto del amor falleril y teatral que en esos momentos inundaba el teatro. Cuando hubieron parado se giraron hacia el escenario y empezaron a aplaudirme como nunca nadie antes lo había hecho. Las rosas volaban y caían a mis pies en el escenario. La Guerrero las recogía y me las entregaba. Yo la miraba, la más grande recogiéndome las flores del suelo. ¿Se puede ser más feliz?

Yo aún no era consciente de lo que estaba pasando. Yo, un joven teatrero de una falla de tercerola, había conseguido lo que, hasta ahora, nadie más ha conseguido. Había entrado por la puerta grande en la historia de las fallas, de la ciudad y del país. Así fue todo. Ojalá china hubieras estado allí. Fue todo muy grande."


Hubo un momento de silencio. Muy grande. La china me miraba con cara de sospecha.

- ¿En 2007 te llevaste esos cuatro premios?

- Sí. Eso es cierto. - dije yo con una sonrisa de oreja a oreja.

- Pero eres consciente de que la gala de entrega de premios no sucedió tal y como la has contado.

- Ya, pero así es como pienso contársela a mis nietos.

martes, 2 de septiembre de 2014

De la lluvia (I). De mi china vida (32)

2006
Empezó a llover de nuevo, esta vez con menos intensidad que antes. La china sacó dos paraguas de la mochila que llevaba.

- ¿Desde cuando llevas esos paraguas? - le pregunté yo intrigado 

- Los llevo todo el rato encima - me dijo 

- ¿Y por qué no los has sacado cuando llovió antes? 

- Porque entonces no hubiera pasado lo que no ha pasado

- Ya.

Andamos durante un rato sorteando los charcos que había por el camino.

- ¿Te gusta la lluvia? - me preguntó la china.

- Sí y no. Pero no, no me gusta excesivamente. Me gusta cuando estás en una casa con chimenea y te da igual lo que pase fuera, pero no me gusta cuando estás por la calle sin paraguas. Y además la lluvia marcó una etapa de mi trabajo.

- ¿Y eso? - me preguntó intrigada.

- Pues parecía que en cada evento del que me hacían responsable, acababa lloviendo.

- ¿Atraías la lluvia?

- Eso parecía. El primero fue en 2006. Me encargaron la dirección técnica y artística de la Crida.

- ¿Y llovió?

- Llover no es la palabra. Diluvió.

- ¡Qué bonito!

- Precioso - le dije yo - Durante meses estuvimos preparando el acto. La iluminación, el sonido, el espectáculo, actores, bailarines, pirotecnia. Todo.

- Y no se hizo - afirmó ella.

- No, al contrario, se hizo. Y tanto que se hizo. Intenté anularlo por todos los medios. Compré un informe del Instituto de Metereología. Hablé con el responsable y le dije: a la hora en punto en que tiene que empezar el acto va a caer la del pulpo.

- ¿Y qué te dijo?

- Me dijo: va a haber Crida sí o sí. Me dio un golpecito en el hombro y se fue. 

- ¡Qué majo!

- Majísimo. 

- Recuerdo que llovía a mares. Los equipos estaban fallando. Los actores estaban acojonados. Nos íbamos quedando sin luz y sin sonido. Yo subí, inocente de mí, al palco de autoridades a pedir que alguien le dijera a la fallera mayor que acortara el discurso. Me quería morir. Sabes lo que es estar rodeado de 30 o 40 mil personas y que nadie se dé cuenta de tu sufrimiento. Sé que suena raro y es difícil de explicar, pero angustia es poco lo que viví yo en ese momento. Muchos recuerdan las palabras de la Fallera Mayor: "No plou, és el cel que ploma d'emoció". Yo recuerdo mejor las del vicepresidente: "No habrá castillo de fuegos artificiales por causas meteorológicas", porque acto seguido se apagó todo el equipo. Absolutamente todo. Aún me preguntó que por qué le había cortado el micro, que aún no había acabado de dar explicaciones. Yo escuché esas palabras y me puse a llorar. Lloraba desconsolado. De tensión acumulada. Llovía tanto que nadie podía ver mis lágrimas, así que lloraba más. 

- Bueno, pero la Crida se hizo.

- Sí, se hizo. Eso mismo me dijeron. Que no entendían a qué tanto sufrimiento. Luego vinieron las críticas sobre el evento y yo seguí sufriendo. 

- ¿Críticas?

- Bueno, el espectáculo había sido una auténtica chapuza, claro. Y en los foros, en la prensa, no se cortaron en criticarlo. Nadie tuvo en cuenta la lluvia a la hora de hacer una crónica de lo que había pasado. Yo leía los comentarios sobre el evento y era como si no hubiera caído ni una gota.

- ¿Y qué conclusiones sacaste de todo esto?

- Pues que, hagas lo que hagas, siempre habrá alguien dispuesto a criticarte. Que las ratas son las primeras en abandonar el barco. Que los de arriba viven en un mundo paralelo. Que la gente critica sin conocer. Que lo único que importa a la hora de la verdad es lo que pienses tú. Que nada merece tanto sufrimiento. Y que lo que te hace sufrir en un momento, años después te saca una carcajada.

- Y supongo que desde entonces lo aplicas en tu vida diaria.

- No, que va. Una cosa es saberlo y otra es llevarlo a la práctica. Yo soy, y el que me conoce lo sabe, un patidor. Durante meses fui incapaz de pasar por las Torres de Serrano y nunca he querido volver a ser responsable único de la Crida. He colaborado, he trabajado en ella, pero nunca he vuelto a ponerme al frente total de la misma.

- Hombre, cómo para repetir con la lluvia.

- Por extraño que parezca, desde 2006, no ha vuelto a llover en el acto de la Crida. Ha chispeado, pero no ha llovido lo que llovió ese año.

Y en ese mismo instante dejó de llover.

- ¿Ves? - le dije yo a la china - Nada dura eternamente, ni siquiera las críticas.

lunes, 1 de septiembre de 2014

De emanciparse. De mi china vida (31)

2005
- ¿Y qué pensará el resto de tus amigos? - me preguntó la china.

- ¿Sobre qué?

- Ya sabes... Esto es como cuando recibes un premio y se lo dedicas a alguien, siempre quedas mal con otro que cree que deberías haberlo mencionado.

- Ya te he dicho que no es comparable una amistad con otra, pero dudo de que nadie se enfade. Cada uno de mis amigos sabe lo importante que han sido para mi en cada momento. Si quieres cuando acabe de contarte mi vida, empiezo a contarte la de todos mis amigos. Cuando los conocí, cuando se casaron, se compraron un piso, tuvieron su primer hijo...

- No, no, déjalo, bastante tengo con la tuya como para tragarme la de otro - dijo la china -. Uy, cómo ha sonado eso, ¿no?

- ¿El qué?

- Y esto... oye,... qué te iba a preguntar... ¿Tienes muchos amigos?

- Tengo los que quiero tener. Ni más ni menos.

- ¡Qué seco! Pero a muchos los has conocido no hace mucho.

- Bueno, hay de todo. Yo creo que los primeros diez años de tu vida son para descubrir cosas, los diez siguientes para conocerlas, los siguientes para experimentarlas y los siguientes para compartirlas. Es lógico que conozcas muchos amigos en esos últimos diez, aunque mantengas muchos de las otras etapas.

- Y ¿qué pasará en los diez siguientes?

- Los diez siguientes son para recordarlas.

La china se quedó un momento pensando. No sé si me iba a dar la razón o llamarme gañán. Con ella nunca se sabe.

- Y ¿qué recuerdos tienes de 2005? - me preguntó.

- Pues en 2005 me emancipé definitivamente, me alquilé un piso con mi novio y nos fuimos a vivir juntos.

- ¿Con 31 añazos?

- ¡Y da gracias!

- ¿Todavía vivías con tu madre y tus hermanos?

- Mmm. No. Sólo con mi madre - le dije yo con un poco de vergüencilla. - Mis hermanos ya se habían ido de casa.

- ¡Vaya huevos!

- ¿Dónde se va a estar mejor que en casa de tu madre?

- ¿Pero no trabajabas?

- Sí, pero...

- ¿Le pasabas algo de sueldo?

- No, porque...

- ¿Estuviste chupando del bote hasta los 31 años?

- Los cumplo en septiembre, así que fue hasta los 30.

- ¿Pero en tu país cuando os emancipáis?

- Ufff, ahora cada vez más tarde. Algunos incluso tienen que volver a casa con sus padres. Está la cosa muy malita.

La china me miró con cara pensativa.

- ¿Y dónde volverías tú ahora si lo necesitaras?

Yo me quedé mirándola y dándole vueltas a la pregunta. ¡Qué hija de puta! ¿Dónde coño volvería yo si lo necesitara? Me hizo pensar la muy cabrona. No es lo mismo enterrar un cadáver como dije aquí, que eso se hace en un momento y si te he visto no me acuerdo, que plantarte en casa de algún amigo y decir: ¡Vengo a pasar unos diítas!

- Creo que ha llegado el momento de que te hable, y bien, de todos y cada uno de mis amigos. Son más majos. Tengo muchos, ¿sabes? Un montón. Me quieren más. ¿Tienes para apuntar? Es que es una lista muy larga - dije con una risa nerviosa.