miércoles, 6 de agosto de 2014

De los Reyes Magos cuando eres pequeño... De mi china vida (05)

1979
- Y entonces os mudasteis a Alzira - dijo la china dando a entender que seguía el hilo de mi explicación

- Así es, toda la familia nos fuimos a Alzira a vivir. Era un piso enorme. Un séptimo con ascensor. Tenía tres dormitorios, una habitación para la plancha, una salita, un comedor enorme, cocina dónde desayunábamos, dos cuartos de baño y un pasillo tan grande que mi padre, mi hermana y yo solíamos jugar a los dardos sobre una diana que mi padre colgó en la entrada del piso. Mi madre chillaba cada vez que fallábamos y agujereábamos la pared. Al final tuvo que colocar una madera para protegerla.

Lo que más recuerdo de esa época es el día de los Reyes Magos.

- ¿El qué? - me preguntó ella.

- Ufff - pensé yo.- ¿Cómo le explico yo a esta lo que son los Reyes Magos?

- ¿Sabes lo que es Papa Noël? - dije como si de repente viera una luz.

- Sí, eso sí. Papa Noël es esa costumbre americana y consumista cuya figura actual fue creada por la Coca-Cola, que desnaturaliza la Navidad y sólo sirve para que los comercios hagan su agosto en diciembre a costa de la ilusión de los niños.

- ¡Joder! - dije yo sin salir de mi asombro. - Bueno pues los Reyes Magos es algo parecido pero en vez de uno son tres.

- Ya. - dijo ella de forma severa.

- Oye, pues una tradición bien bonita. El caso es que un día de Reyes yo oí perfectamente a Melchor, Gaspar y Baltasar entrando por la puerta, no del piso, del patio de la finca con una bicicleta. Los oí  luego entrar en el piso. Oí a los camellos beberse el agua y a los tres Reyes y sus pajes comiéndose los turrones que les habíamos dejado en el comedor. Los oí acercarse a mi cuarto y escuchar a través de la puerta para ver si estaba dormido. Yo apretaba bien fuerte los ojos porque si entraban quería que pensaran que estaba totalmente dormido. No es que me diera miedo verlos, es que yo debía estar dormido o se llevaban los regalos, ya me lo había dejado claro mi padre.

- ¿Eres consciente de que eso es imposible? - preguntó ella con un tonito sarcástico.

- No. - le dije mirándolo fijamente a los ojos - Esto que te cuento es real. Absolutamente real. Eso pasó. Pasó. Lo digo muy en serio. Pasó. ¿Vale? Yo sé que pasó. Si algún día crean un chip para sacar información de mi cerebro demostraré al mundo entero que eso fue tal y como lo cuento ¿Quién eres tú para decirme que no fue verdad?

- Hombre... - intentó replicar ella.

- Ni hombre, ni hombro... - dije yo un poco alterado. - ¿Acaso tú estabas allí? No. Pues ya está. Los tres puñeteros Reyes Magos entraron en el piso con los tres camellos y los tres pajes. Se bebieron el agua, se comieron los turrones, dejaron los regalos, pasaron por mi habitación y se fueron sin dejar más rastro que un montón de paquetes en el comedor, tres platos y seis vasos vacíos. ¡¡¡Y eso es así aquí y en la China comunista!!! Y punto en boca. ¡Hombre ya!

De repente, no se ni cómo, me había convertido en una señora de cincuenta años.

PD: Debería dejar de ver "Aquí no hay quien viva", pero es que no echan nada bueno por la tele a esas horas.

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