jueves, 21 de agosto de 2014

De utilizar bien las herramientas. De mi china vida (20)

1994
Ya era la hora de la comida, la china me llevó a un restaurante, me dejó en la puerta, se dio media vuelta y se marchó. No dijo ni adiós. Yo me quedé en la puerta con la boca abierta sin poder articular palabra.

- ¿Será posible? Yo aquí abriéndole mi corazón y la muy puñetera acaba su jornada laboral, me deja en el restaurante y se pira - pensé. - Pues aún me quedaban diecinueve años por contar. ¡Qué tía! No le interesaba para nada lo que le contaba.

Aún así no me desanimé. Entré en el restaurante que estaba abarrotado, miré las mesas y vi que no había sitio para sentarse. Decidí que no me iba a quedar sin comer, a pesar de que la comida china no era lo mejor que había probado en mi vida (puedes comprobarlo pinchando aquí), así que busqué con la mirada y vi a un chino comiendo solo, así que me acerqué y le dije:

- ¿Puedo sentarme aquí?

- 克拉羅 - me dijo el chino.

- No tengo ni idea de lo que me has dicho, pero pensaré que has dicho que sí. - le dije yo

Y me senté con todo mi morro, cogí la carta que estaba llena de fotografías, llamé al camarero como pude, le enseñé la fotografía de un arroz y de un algo que parecía pollo, le señalé una botella de agua y dos minutos después ya tenía la comida en la mesa. El chino que estaba sentado conmigo sonrió.

- ¿Sabes? - empecé a contarle yo con la necesidad de acabar el relato de mi vida - En 1994 por fin conseguí entrar en Arte Dramático.

- ¿怎麼樣? - me pareció que preguntó el chino.

- Sí, bueno, lo que tú digas. Tú escucha y ya está, ¿vale?

- 好吧,我聽你的 - dijo y sonrió

- Pues eso, que entré en arte dramático. Es cierto que no sólo me dejé el pelo largo durante ese año, antes de las pruebas hice dos cursos de interpretación, pagando claro está, con el que luego sería presidente del jurado. Pero no creas que aún así fue fácil, saqué una nota raspada. Fui de los últimos en entrar, no recuerdo si el segundo o el tercero por la cola. Pero bueno, había conseguido mi sueño. Lo que siempre había deseado. 

- 作弊 - intervino él.

- El subidón fue tremendo. No me lo creía ni yo. Empecé a pegar botes en cuanto vi la nota y que estaba aprobado y no paré hasta llegar a casa y contárselo a mis padres. Y así es cómo entré por fin en la Escuela Superior de Arte Dramático.

- 我堅持, 作弊

- Oye, no me mires con esa cara. - le dije al chino - A veces uno tiene que utilizar todas las herramientas que tiene a su alcance para conseguir sus objetivos. No soy partidario de que el fin justifique los medios, pero oye... esto era una excepción. Se trataba de mi vida. 

- 您是權謀 - me dijo mirándome a los ojos.

- Soy una buena persona, pero ya llevaba dos años haciendo el bobo en Bellas Artes y en mi vida en general, esta era la ultima oportunidad. Si no entraba ese año, adiós al sueño de estudiar lo que más quería. De hecho si no hubiera entrado, me hubiera tocado ponerme a trabajar. No sé cómo sería mi vida actualmente si llego a suspender. Lo mismo estaba criando cabras por el monte, yo qué sé.

- 不是一個壞的生活

- No sé. ¡Qué cosas! Cómo puede cambiar la vida de una persona en un segundo. Y te digo una cosa, lo de Arte Dramático fue un despiporre. - empecé a contar yo divertido. - La fiesta de Navidad fue una puñetera locura. Lo que allí pasó, la china que me acompañaba tenía razón, se queda allí. Yo vi cosas en esa fiesta que no sabía ni que se podían hacer. Te lo cuento a ti, porque sé que no te enteras de nada. En ese momento no sabía que...

De repente noté una mano que me tocaba el hombro.

- ¿Ya estás hablando de sexo? - me dijo la china puñetera - Es que no hay como dejar a dos hombres solos para que se pongan a hablar de sexo.

- ¡Joder, que susto! - dije yo - ¿Tú no te habías ido?

- No, te he dicho: espera aquí fuera, vengo en un segundo. Pero como estás sordo, ni te has enterado. - me dijo ella.

- Bueno, siéntate y comemos algo. - le dije yo.

- Bueno, continúa. En ese momento no sabias que...

- Nada, nada... Una tontería. - dije yo.

- ¿什麼有趣的事? - le preguntó la china al chino.

- 沒有 - le contestó el chino riendo y levantándose de la mesa pues ya había acabado de comer.

- Bueno, nos vemos luego en la escuela de idiomas - le dijo la china.

- Allí estaré - le contestó él mientras salía del restaurante.

Yo me quedé con la boca abierta de par en par.

- ¡Joder! Si habla mi idioma. ¡No te puedes fiar de nadie!

- ¿Eso lo aprendiste a los 20 años? - me preguntó la china con cierta ironía.

- No, eso es algo que se aprende todos los días. - dije yo.



Pd.: ¿Tú también has utilizado la herramienta de un traductor para saber qué decía el chino? ;)

No hay comentarios:

Publicar un comentario