lunes, 18 de agosto de 2014

De las marcas y las modas. De mi china vida (17)

1991
Seguimos andando un rato en silencio y disfrutando de los maravillosos paisajes de China. Finalmente yo rompí el silencio un poco incómodo.

- Yo no siempre he sido tan atractivo, ¿sabes?

- Ni, por lo que se ve, has tenido abuela - dijo ella.

- ¡Ya estamos! - dije yo ya un poco cansado de las pullas de la china.

- Venga, no te enfades - dijo ella mirándome a los ojos. - Intentaré controlarme.

Yo vi sinceridad en el tono de su voz.

- No siempre has sido tan atractivo - repitió ella. - Continúa.

- Pues eso, que de pequeño era una monada, pero de adolescente todo se fue al traste. A todos los pequeños accidentes que ya te comenté aquí, se añadió en los noventa el que empezara a quedarme miope perdido y a que mi cara empezara a parecer una auténtica paella. 

- ¡Vaya por Buda! - exclamó ella. - Bueno, lo de los granos se pasa y la miopía se puede operar.

- A veces cuando echo la vista atrás siento auténtica vergüenza ajena. ¿Cómo podía salir a la calle con esas pintas? Recuerdo que cuando iba a la discoteca me ponía mis vaqueros, mis botas, una camiseta ajustada de manga larga de un color llamativo y una chaqueta azul marino de mi padre.

- Sería la moda - dijo ella.

- Ahí es donde yo quería llegar. Creo que tengo el sentido de la moda un poco atrofiado. O mucho. - dije yo.

- Y aún te dura - dijo ella mirándome de arriba a abajo.

- Y aún me dura - dije yo aceptando la evidencia. - Se me escapa todo el tema este de combinación de colores, tejidos, líneas. No le encuentro ningún sentido.

- Ya.

- No, en serio - continué yo. - Y mira que la ropa era cara y de marca. De hecho el dinero que ganaba en verano lo utilizaba para eso: para comprarme cosas de marca. Había que llevar pantalones Chipie con la etiqueta bien grande para que se leyera a distancia, las botas eran Dr. Martens con puntera de hierro y la camisetas o camisas de Levi's. En esa época si no llevabas ropa de marca eras hombre muerto.

- Como ahora - afirmó ella.

- Para jugar a baloncesto me compré unas Converse Larry Bird blancas con la estrella verde, porque no me llegaba para unas Nike Michael Jordan de color negro con el logotipo rojo. Por cierto, dos de mis ídolos.

- Te entiendo - afirmó ella.

- Hasta las gafas que llevaba eran de marca, de una marca que ni siquiera recuerdo. Mi padre tuvo que ayudarme a comprarlas porque no me llegaba el dinero y encima me duraron dos semanas porque las rompí y me tuve que comprar unas de General Óptica. ¡Horror!

- Aquí no tenemos problemas con las marcas. Las fabricamos aquí - afirmó ella con un punto agridulce.

- Pues yo llevaba el kit completo, pero la combinación no ofrecía su resultado deseable - afirmé yo.

- Es que no todo está en las marcas y en el precio. El estilo es otra cosa - dijo la china sin ningún tipo de doble sentido.

- Lo bueno es que miro las fotos de mis compañeros de clase y no creas que ninguno iba mucho mejor que yo.

- A esas edades ya se sabe: los sentidos están atrofiados. - dijo ella. - Y el caso es que, siendo gay, se te presupone un poco de sensibilidad para esas cosas.

- Ya, pero es que yo siempre he sido un poco raro. Hasta para ser gay - finalicé yo.

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