jueves, 7 de agosto de 2014

De los dramas infantiles... De mi china vida (06)

1980
- Entonces - volvió a preguntarme la china. - Todo marchaba a la perfección, ¿no? Los Reyes Magos te visitaban, vivíais en un piso enorme...

- Así es - continué yo con mi relato. - Es cierto que fue una época de vacas gordas, como se suele decir. No nos faltaba de nada. Éramos felices. Mi hermana sacaba todo sobresalientes. Yo casi todo. Aún recuerdo una anotación en mi boletín de notas: "Es un niño muy inteligente, están ustedes de enhorabuena."

Pero ¿conoces esa sensación de que cuando todo va muy bien... es que de repente se va a torcer?

- Si - dijo la china. - Hay un proverbio chino para ello. 

- ¿Cuál? - pregunté yo intrigado. 

- Ah, no lo sé. Yo no me sé todos los proverbios chinos, pero seguro que hay uno para ello. Hay un proverbio chino para todo. 

La miré medio enojado medio confundido. No sé si era el idioma o era ella. Seguí con mi narración. 

- El caso es que mi padre trabajaba en un concesionario Ford y, por aquel entonces, desconozco si ahora también se hace, al alcanzar una ventas, la propia Ford regalaba unos viajes. Mi padre ya había ganado varios y este año le había tocado un viaje a Hawaii. 

Recuerdo que mi abuela y su hermana se vinieron a vivir con nosotros mientras mis padres estaban de viaje. Era fantástico porque mi hermana y yo hacíamos lo que queríamos. Supongo que el viaje duraría unos diez días, pero a mi me parecieron meses. El caso es que al mes de volver del viaje, justo después de los Reyes Magos, llegué un día a casa del cole y me encontré a mi madre llorando desconsolada y discutiendo con mi padre. Aunque más bien él se reía. 

- ¡Oh! Tus padres se divorciaban, ¿no? - se adelantó la china. - ¡Qué triste drama occidental el del divorcio!

- ¿Pero qué dices? - la corté yo antes de que hiciera más el ridículo. - Mi madre y mi padre se habían traído de Hawaii un regalo inesperado: mi madre estaba embarazada. 

- Eso sí que es un drama. Sobre todo en China. - afirmó ella. 

- Efectivamente, eso fue un drama, porque en agosto de 1980 llegaba a mi casa el pequeño, el idolatrado, el legítimo hijo tercero que vendría para quedarse y arrebatarme lo que era mío: el Trono de Vicen. Y yo, oh desgraciado de mi, pasaba de ser la alegría de la casa, el dueño de todas las miradas, el ser amado... a ser el del medio. 

- Entiendo - dijo ella sin entender nada. - ¿Y tú que hiciste? ¿Luchaste para recuperar ese trono? ¿Qué podías hacer?

- ¿Yo? Yo empecé a mearme en la cama. Tres años.

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