jueves, 14 de agosto de 2014

Del paso de la infancia a la adolescencia. De mi china vida (13)

1987
- Soy gay - le dije.

- Lo sé - me dijo ella. 

- Por si acaso no había quedado claro.

- Sí, ha quedado claro.

- Es que no quiero que te hagas ilusiones conmigo.

- Ni en mis peores pesadillas.

- Vale. Es que me ha pasado más de una vez.

- ¿El qué?

- Mujeres que saben que soy gay y aún así intentan ligar conmigo para traerme de vuelta a la acera "correcta".

- Ya.

- Lo digo en serio. Aún me pasa.

- Te creo.

Hubo una pausa muy larga. La china me miró a los ojos para ver si hablaba en serio.

- ¿Y bien? - dijo ella rompiendo la pausa.

- Lo supe desde pequeño, desde que tengo "uso de razón", pero fue en octavo de EGB cuando lo tuve claro.

- ¿Cómo fue?

- De repente pasé a ser "el marica de la clase"... y me di cuenta de que tenían razón.

- ¡Qué crueles son los niños!

- A los trece años ya no eres tan niño, pero sí, los niños y los borrachos siempre dicen la verdad.

- Ya.

- Mi tutor montó incluso un cónclave a final de curso con todos los chicos de la clase para hacerles ver que no estaba bien llamarme "marica".

- Y ¿qué pasó?

- Pues además de que lo hizo tarde, porque llevaban nueve meses llamándome marica y yo llevaba otros tantos lanzando señales de socorro; no eran los chicos, sino las chicas las que lo hacían con más intensidad, por decirlo de alguna manera.

- Ya.

- Cuando acabó el curso me recomendó la lectura de un libro. Un libro que me sacó de mi pesadilla. Un libro que le recomiendo a cualquiera que se encuentre en una situación parecida a la mía en aquel momento: "Mi amigo Luki-Live" de Christine Nöstlinger.

- No lo conozco.

- Va sobre el complicado cambio de un chico de la infancia a la adolescencia y los reajustes que realiza para encontrarse bien consigo mismo. De sentirse especial y reafirmarse ante los demás.

- Y ¿qué pasó después de leerlo?

- Empezó a resbalarme lo que decían los demás sobre mi.

- Muy bien. 

- Y empecé a salir con chicas.

- ¿Y eso? - dijo ella sorprendida.

- A los trece años nadie quiere ser especial y diferente, quiere ser absolutamente normal.

- Ya.

- No fue hasta años más tarde cuando me di cuenta de lo mucho que me había ayudado ese libro.

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